lunes, 23 de octubre de 2017

Un poco de clásicos

Frank Cadogan Cooper We heart it






















¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!,
estoy muriendo, y aún la vida temo;                60
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.
(…)
Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?
Tus claros ojos ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe ¿dó la pusiste?                  130
¿Cuál es el cuello que, como en cadena,
de tus hermosos brazos anudaste?
No hay corazón que baste,
aunque fuese de piedra,
viendo mi amada hiedra,                            135
de mí arrancada, en otro muro asida,
y mi parra en otro olmo entretejida,
que no se esté con llanto deshaciendo
hasta acabar la vida.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 


Garcilaso de la Vega Égloga I (1543)

Este muchacho sabía del amor

jueves, 29 de diciembre de 2016

Madera y fuego


Lidia me regaló estas palabras que fueron mías y no las recordaba


Le di la cara a lo profundo del río ¡amigos míos! Haber sangrado en agua dulce, en barro; haber sido herido por los insectos alados; haber bebido junto a ustedes, músicas y humos; haber obstruido, en la orilla, el paso del viento y la oscuridad. Ya clareaba y las gotas estaban predestinadas a caer sobre cada uno. Así los oráculos de madera y fuego. Así también la canción, obstinada en hundirse primero en la garganta y luego en el cielo. Un manto de cueros. Pan. A la deriva los camalotes y los cuerpos desbarrancándose. ((Después reunidos en el patio, bajo un techo de flores rosadas, Lidia se pintaría los labios; Inés sería un hada siempre perfecta Para las fotografías. Coca nos abrazaría Con las paredes de la casa natal; Gerardo nos guiaría por el filo de las barrancas otra vez hasta la orilla del río. Todos, así, predestinados Por el dios de la poesía))

viernes, 17 de abril de 2009

Poemas mediterráneos - Mirta Sod


De MIRTA SOD


Serie de poemas a Toledo y a Salobreña

1-
El caballero medieval está enterrado adentro de su armadura,
me mira mientras camino su callejón.

Yo le pido disculpas bajando la cabeza
estoy pisando sus piedras.

2-
No duerme la ciudad su tiempo antiguo(insomnio clavado en la reja del balcón)Las mujeres mojan las plantascon la saliva acumulada de los años.Yo camino mi pie modernoles cuento al oído mi evolución.Los muertos se burlan de la sombra de mi peinado.
3-
El judío vive con el árabe y el cristiano,
construyen sus barrios separados
por mazapán.

4-
Toledo quedó azulmente detenido,
los que viven en sus casa no envejecen.

Guardan los sables
en sus bolsillos.

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Salobreña

1-
Mandaron a dos niños rubios
a construir el pueblo
Uno hizo montañas de plastilina,
el otro pintó el mar.

2-
La señora no conoce ciudades lejanas,
va de la casa blanca de abajo
a la casa blanca de arriba.

Sabe de una altura y un color.

3-
De día hay espejos naranjas
el empedrado luce su redondez.

Dicen que a la noche
hay que huir al castillo,

la oscuridad arranca los pañuelos.

Poemas para morder cantando


De SILVIA MALKER



SPECULUM MUNDI




“ … mitad en la luz, mitad en el olvido…”

I Yehuda Amijai
Francesco Mazzola,
El Parmigianino, cautivo
en su esfera de azogue


La gran mano delante
de su figura andrógina
como deteniendo el mundo



dice que no
que nunca
que nadie
quiebre el sueño
en su luna terrestre

II

Ah, Parmigianino
si replegaras el gesto,
( si tu corazon fuera tocado)
si, como Anthea tu corazon tocaras


se derramaría como una ola
el aire enrarecido
que perforó el tiempo


Y el cielo veneciano,

la muselina,
el anillo de coral,
y hasta la dulce carne
de tu espectro


se deslizarían por las pupilas
como un fresco bocado de desilusión,
para morder, cantando.



miércoles, 4 de febrero de 2009

Poesía visual

Esto es pura puesía!!



domingo, 3 de agosto de 2008

Poema de María Krill




Chimeneas.
Descarne que precede al cielo.
La figura humana se deshizo.

Estoy en los pasillos secos,
polvo que alumbra la mitad de la noche
soy también
pequeña piedra
que golpea los músculos,
mármol sobre la identidad
y las nubes del silencio.

Caminemos atados de las manos
que el miedo está y desaparece,
que el ruido está y desaparece,
que desaparece la otra parte
y el aire que se busca
y el amor que se va a destiempo,
y el hijo
y el otro que no es el hijo
y desaparece,
y la mujer desnuda
y el que no conozco, pero es el mismo
que aquél, el temblor,
el feto descuidado sobre las mesas,
el sexo abierto como una bolsa
sin muerte ni dolor, sólo desaparece.

En fila al desarmadero de voces,
perros aúllan,
ellos vestidos de negro,
un número en el humo que precede,
piedra del azar en la cuna sombría.

De pie,
todos de pie antes,
antes que arda el pelo guardado entre las uñas,
antes que el agua amanezca
donde se secó la noche,
antes y después de cada desbarranco,
de la acumulación de fósforo,
de los que vimos llorar,
de los que vimos.


MARIA KRIL

Imagen: Luis Felipe Noé